Introducción

La yuca (Manihot esculenta Crantz) es un arbusto perenne originario de Suramérica, específicamente en la Amazonia, región comprendida desde el sur del Orinoco hasta la cuenca del río Amazonas (MAC, 1972). Desde allí se ha distribuido en muchos países de zonas tropicales y subtropicales de América, Asia y África, incluyendo muchas islas del Pacífico (Lebot, 2009). Es conocido que la yuca era cultivada por los Timotes-Cuicas en la sierra de Mérida, Venezuela (Montaldo, 1979).

La producción mundial de este cultivo se ha incrementado en un 60 por ciento desde 2000 y se acelerará aún más en la década actual (FAO, 2013). Además de su importancia como fuente de alimentos y de seguridad alimentaria, la yuca también tiene una serie de usos industriales que le dan un gran potencial para estimular el desarrollo industrial rural y aumentar los ingresos rurales.

En Venezuela, el volumen de producción para el 2011 fue de 725.677 toneladas, con una superficie cosechada de 56.819 ha (MPPAT, 2012) y un rendimiento de 12.771 kg.ha-1, sin embargo, en el año 2014 el volumen de producción fue de 330.563 toneladas y solamente fueron cosechadas 26.692 ha, con un rendimiento de 12.572 kg.ha-1 (MAT, 2015).

Del cultivo se obtienen productos como casabe y naiboa, producidos bajo un sistema artesanal, yuca congelada, hojuelas, almidón y alimentos concentrados para animales, obtenidos bajo procesamiento industrial (Noticias MPC, 2001).

Por las razones mencionadas se presentan perspectivas para el desarrollo del cultivo a nivel nacional manejado bajo un adecuado paquete tecnológico. Esto ha incentivado a los productores del municipio Mara, estado Zulia, zona que posee las condiciones agroecológicas para la adaptación del cultivo (Medrado, 2001), a incrementar la superficie sembrada. En esta región se ha venido sembrando el cultivo de manera tradicional, con poca tecnología, sin aplicación de fertilizantes y control de malezas.

Debido a la potencialidad del cultivo, se planteó el objetivo de estudiar el comportamiento de seis cultivares en el municipio Mara del estado Zulia y ofrecer a los productores materiales que, con una mínima tecnología, les permita optimizar los rendimientos.

Materiales y métodos

El presente trabajo se condujo en la localidad Las Latas, zona del municipio Mara, estado Zulia, caracterizada por ser Bosque Seco Tropical. Las condiciones edafoclimáticas son: 500-600 mm de precipitación anual, repartidos en dos épocas desiguales de lluvia, con un mayor registro en los meses de mayo y octubre, HR>75 %; temperatura promedio de 28 °C, suelos clasificados como Typic haplargids (Meléndez, et al., 1989).

Se evaluaron seis materiales de fincas comerciales considerados promisorios: cinco pertenecientes al municipio Mara, estado Zulia (“Tempranita Verde”, “Mara”, “Temprana Marrón”, “Mara”, cultivares amargos, “Blanca” y “Bonita”) y el cultivar “La Cañada”, proveniente del municipio La Cañada de Urdaneta, cultivares dulces.

Los cultivares se sembraron bajo un diseño de bloques al azar con tres repeticiones. Se seleccionaron estacas de madera fresca de 20 cm de largo, desinfectadas en solución de Captan® (2 g.l-1 agua) + Lorsban® (2 cc.l-1 agua).

La siembra se efectuó manualmente, colocando las estacas en posición inclinada, en dos hileras por parcela de 25 m por cultivar, a una distancia de 2 m entre hilos y 0,80 m entre plantas, para un área experimental de 1.800 m2 y un área efectiva de cosecha de 16 m2. Antes de la siembra se procedió a la aplicación de Lazo® como herbicida preemergente, a razón de 2 cc.l'1 agua (Marcano, 1998).

Las plantas se sometieron a riego por surco, con una frecuencia de dos veces por semana, durante los primeros tres meses y luego fue suspendido por coincidir con el período de lluvia, hasta la cosecha. La fertilización se realizó dos meses después de la siembra con la fórmula completa 15-15-15 cp a razón de 40 g.planta-1.

La cosecha se realizó siete meses después de la siembra en las variedades tempranas (“Tempranita verde” y “Temprana marrón”) y a los 9 meses en el resto de las cultivares.

A los efectos de los análisis de los componentes de rendimiento en cada unidad experimental, se tomaron al azar diez plantas, a las cuales se les determinaron las variables: número de raíces por planta (NR), masa de raíces (MR), diámetro de las raíces (DR) y longitud de las raíces (LR) [CATIE (1981), EMBRAPA (1989) y Velásquez, (1993)].

Con relación a la harina de yuca se realizó un análisis bromatológico para determinar los porcentajes de proteína, grasa, fibra, humedad, ceniza, calcio, almidón y materia seca. Para ello, se tomó una muestra de 2 kg de raíces, las cuales fueron lavadas con agua corriente, se pelaron a mano para luego cortarlas en hojuelas y secarlas a estufa a 60 °C por dos días.

Las hojuelas secas se molieron en un molino eléctrico hasta un tamaño de partículas que pasara por un tamiz de 80 mallas; luego se envasaron en bolsas plásticas de 1 kg y se enviaron a Laboratorio Concentrados Valera, C. A. (CONVACA), en la ciudad de Valencia, estado Trujillo, donde se realizaron los análisis respectivos

El análisis estadístico se realizó mediante el Statistical Analysis System (SAS, 1998). Los resultados fueron analizados estadísticamente utilizando la prueba de Tukey al 5 %, para establecer las diferencias significativas entre cultivares.

Resultados y discusión

En cuanto a los caracteres agronómicos, la tabla 1 muestra que existen diferencias significativas (Tukey <0,05) entre los diferentes cultivares.

Número de raíces (NR): Los cultivares tempranos, cosechados a los siete meses y los cosechados a los nueve meses, presentaron diferencias significativas (p<0,05) en cuanto a NR, sin embargo, el cultivar “Blanca” produjo mayor cantidad de raíces por planta, con una media de 11,3, mientras que el cultivar “Cañada” arrojó el valor más bajo, 6,56 raíces/planta (Tabla 1). Estos resultados son similares a los obtenidos por Marín et al. (2013) y difieren de los reportados por Landa (2002) y por Herrera et al. (2002). Sin embargo, el cultivar La Cañada es de corteza fácilmente desprendible, característica de preferencia en la industria de almidón y harinas.

Masa de raíces: En cuanto a esta variable, se observaron diferencias significativas entre los cultivares (p<0,05), siendo “Mara” y “Blanca” los que produjeron los valores más alto para esta variable, 7,56 y 6,83 kg.planta'1, respectivamente (Tabla 1).

Los resultados obtenidos en este estudio difieren de los reportados por Marín et al. (2013), quienes reportan valores más bajos. Estos cultivares son blancos, característica de preferencia en la industria para elaboración de harinas

Rendimiento (kg.ha-1): La figura 1 muestra los rendimientos de los seis cultivares evaluados, evidenciándose una respuesta significativa entre ellos. Cabe destacar que todos los cultivares superaron al promedio nacional para 2014 de 12.572 kg.ha-1, destacándose los cultivares “Blanca” y “Mara” por los mayores rendimientos de raíces frescas, con 36.754 y 32.575,35 (kg.ha-1), respectivamente, seguidas de “Temprana Marrón” con 29.270 kg.ha-1.

El cultivar de más bajo rendimiento fue “Tempranita Verde” con 22.370 kg.ha-1. Estos resultados difieren de los reportados por Marín et al. (2013), Landa (2002), Herrera et al. (2002) y por Fuenmayor et al. (2012).

El cultivar “Blanca”, a pesar de arrojar el más alto rendimiento y ser de color blanco, posee poca aceptación en el mercado por el color marrón de la concha y por no desprenderse fácilmente al pelarla, a pesar de tener buen sabor y cocción rápida. Tabla 1 y figura 1.

Los resultados obtenidos difieren de los reportados por Techeira et al. (2014) y Alvis et al. (2008), quienes reportan valores más bajos de contenido de humedad.

En cuanto a los valores promedios obtenidos para la variable ceniza, éstos oscilaron entre 1,75 y 2,65 %. El mayor valor lo arrojó el cultivar “Temprana Marrón”, cumpliéndose con la norma (CODEX-STAN 176-1989 Rev 1-1995), que establece que el contenido de cenizas en la harina de yuca tiene como límite máximo 3 %. Estos valores difieren a los reportados por Techeira et al. (2014).

En relación al porcentaje de calcio el mayor valor se observó en el cultivar “Temprana Marrón”, el cual fue de 0,55 % y el valor más bajo lo obtuvo “Tempranita Verde”, con 0,05 %.

El contenido de materia seca presentó poca variación, con promedios de 88,40 y 89,20 %, los cuales se encuentran dentro del rango requerido por la norma (CODEX- STAN 176-1989 Rev 1995). Características adecuadas que los hacen aptos para ser empleados en el mercado para consumo fresco e industrial.

El contenido de almidón de las raíces de yuca varió entre los diversos cultivares, obteniéndose los valores más altos en los cultivares “Blanca” y “Mara” (77,20 y 76,60 %, respectivamente); estos resultados son similares a los observados por Techeira et al (2014) y difieren de los reportados por Fuenmayor et al. (2012), tabla 2.

Los carbohidratos en forma de almidón de las raíces es el principal alimento que ofrece la yuca y lo convierte en una planta con grandes propiedades energéticas; estos cultivares poseen potencialidad para la industria para elaboración de harinas, por su color blanco.

Conclusiones y recomendaciones

El estudio mostró que existen diferencias en el comportamiento agronómico y composición química de los seis cultivares evaluados.

El cultivar “Mara”, superó en término de comportamiento a todos los demás cultivares en este estudio, sin embargo, el cultivar “Blanca” presentó un alto potencial de rendimiento.

Los cultivares evaluados, manejados con un paquete tecnológico de riego, fertilización y control de malezas, sobrepasaron el rendimiento promedio.

El valor nutritivo de la raíz justifica que sea incluida en la dieta del venezolano.

En virtud de que el cultivar “Mara” presentó buena adaptación a las condiciones agroclimáticas del municipio Mara, sería conveniente realizar estudios sobre el comportamiento agronómico y de rendimiento en diferentes ambientes, así como realizar estudios de densidad y dosis de fertilizante en el municipio Mara, estado Zulia.

Referencias

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